ABANCA y Afundación presentan el estudio ‘A Economía Galega. Informe 2018’
- La economía española situó su crecimiento en un 2,6% en 2018, cuatro décimas menos que en 2017, y colocándose a la cabeza de Europa
- La economía gallega tuvo un comportamiento ligeramente mejor que la española, alcanzando el 2,8%
- Todos los macrosectores experimentaron una menor vitalidad, salvo la industria, aunque todos registraron tasas de crecimiento claramente superiores a las de la última década
- En 2018, en el mercado de trabajo gallego se aprecia una mayor creación de empleo en 11 años. Las tasas de desempleo alcanzaron su mínimo desde el inicio de la crisis
ABANCA y Afundación presentaron esta mañana, en colaboración con el Instituto de Estudios y Desarrollo de Galicia (IDEGA) de la Universidad de Santiago de Compostela y el Centro de Investigaciones de ABANCA de IESIDE, en la sede de Afundación de Santiago de Compostela, A Economía Galega. Informe 2018. Este estudio socioeconómico de referencia, que se viene publicando desde 1986, se presenta en esta ocasión tanto en su versión extensa online como la más dinámica del resumen ejecutivo en papel.
En el acto estuvieron Pedro Otero, director gerente de Afundación y secretario general de IESIDE; Pedro Veiga, director general adjunto de Planificación Estratégica y PMO de ABANCA y coordinador del Centro de Investigaciones ABANCA de IESIDE; y Alberto Meixide, director de IDEGA de la USC y coordinador del estudio.
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A Economía Galega. Informe 2018
En un contexto internacional no tan favorable como en los últimos años, el IGE estimó un incremento del PIB gallego del 2,8 %, cuatro décimas menos que en 2017. Con esta desaceleración de la actividad, Galicia mantuvo la sintonía con la trayectoria observada en el conjunto de España, aunque en este último caso la tasa de variación del PIB fue del 2,6 %. La mejor evolución de la economía de Galicia permitió reducir las diferencias respecto a España y la zona euro, y la convergencia aún es mayor si se tienen en cuenta los valores del PIB por habitante.
Desde la perspectiva de la demanda, la interna fue la principal impulsora del crecimiento del PIB gallego. Se incrementó en torno a un 3 %, lo que supuso una aportación al crecimiento de un 2,9 %. La contribución de la demanda exterior a Galicia fue negativa debido a que lo importado en bienes y servicios creció a un ritmo mayor que lo exportado. Desde el lado de la oferta, se aprecia un menor dinamismo de la totalidad de los macrosectores con la excepción de la industria. No obstante, la construcción fue el sector gallego que mantuvo un ritmo más alto de crecimiento, un 6,1 %, lo que denota su paulatina recuperación.
En 2018, en el mercado de trabajo gallego se aprecia la mayor creación de empleo en 11 años. La evolución positiva de la ocupación se mantuvo en el inicio de 2019. En este contexto, el número de desempleados sigue reduciéndose y la recuperación llega por fin a los parados de muy larga duración. No obstante, se observó un menor dinamismo en la creación de empleo que el promedio del Estado y, también, sigue el decaimiento de la población activa.
Con la recuperación económica, volvió a disminuir el peso relativo del sector agrario en Galicia. Sin embargo, continuó la dinámica expansiva de la producción láctea, con un crecimiento de las entregas a la industria del 3 % en 2018. El incremento de las producciones ganaderas fue contrarrestada por la contracción en las ramas vegetales, originando un estancamiento del output global del sector agrario gallego.
En las actividades del mar, la pesca fresca cayó en volumen y en facturación, pero consiguió la cotización más alta en el que va de siglo. En el sector pesquero se mantiene la incertidumbre sobre el impacto económico de un Brexit que puede rondar los 535 millones de euros. En la acuicultura, a pesar de las limitaciones derivadas de la falta de una ley, la producción de la piscicultura marina de Galicia aumentó un 32 % en el que va de década.
El VEB de la industria gallega se incrementó un 3,8 %, un punto más que el aumento del PIB. La generación de energía creció en 2018 un 11,1%, con crecimientos elevados en todos los trimestres del año, pero, en particular, en invierno. Se mantuvo el elevado grado de utilización de la capacidad productiva en la industria manufacturera, si bien la producción descendió en la automoción, confección e industria del mueble. Los precios industriales crecieron un 3,3 %, por lo que persistió la tensión inflacionista.
En el sector de la construcción, Galicia fue la séptima comunidad de mayor inversión pública por habitante, con 390 euros, superando en 30 euros al promedio español. La oferta de vivienda española consolidó en 2018 su mejoría mientras que en Galicia el nivel de actividad inmobiliaria fue relativamente menor. La demanda de vivienda creció en España y Galicia y la usada es la que sigue dominando el mercado inmobiliario.
El VEB en los servicios creció un 2,5 %, con una trayectoria muy irregular a lo largo del año. En general, si bien la mayoría de las ramas del terciario tuvieron un comportamiento expansivo en 2018, el índice de la cifra de negocios del comercio al por menor mostró una desaceleración y la demanda turística experimentó un retroceso. En sentido contrario, en 2018 se produjo un nuevo récord en los aeropuertos gallegos con más de 5 millones de pasajeros.
En el comercio gallego con el extranjero se consiguió en 2018 un nuevo récord en las exportaciones e importaciones de bienes, aunque disminuyó el saldo comercial. Se mantuvo el liderazgo en las exportaciones gallegas de la confección de prendas de vestir, si bien el flujo fue muy similar al de automoción. Los siete principales países de destino pertenecen a la zona euro, salvo el Reino Unido.
En cuanto al sistema financiero gallego, se apreció una reducción del 4 % en la red de oficinas, finalizando 2018 con 1491 sucursales, el 5,7 % del total estatal. En línea con las entidades financieras españolas, la gestión continuó centrándose en minimizar el impacto negativo que sobre el margen financiero ejerce el contexto de tipos de interés reales negativos.
En la Administración autonómica, la liquidación del ejercicio de 2018 confirma la recuperación del equilibrio presupuestario, consiguiendo Galicia un superávit de 104 millones de euros. El sector público local gallego continúa presentando las mismas características diferenciales respeto de sus homólogos del resto del Estado: raquitismo presupuestario (el gasto en euros por habitante se sitúa en el 78,7 % del promedio nacional), derivado, en gran medida, de su inhibición fiscal (los ingresos por tributos únicamente consiguen el 71,2 % del promedio estatal).
En cuanto a las previsiones para 2019, ante el camino relativamente paralelo que están siguiendo las economías gallegas y españolas, cabe suponer que el PIB de Galicia crecerá entre un 2,1 % y un 2,2 %. Los más notable en los primeros meses del año, en sentido negativo, fue la brusca caída en la producción industrial gallega y el descenso de las exportaciones al extranjero. Del lado positivo hace falta subrayar un comportamiento más expansivo en los servicios, con una actividad turística que está recuperando su senda de crecimiento.